Y el lazo de tu pelo por abrigo.
Tu camisa de holanda, mi enemigo.
Tu tijera, mi centro y desventura
En chinelas pasé mi noche oscura,
enhebrándote agujas de castigo.
Con bastidor falso por testigo,
el juez prevaricó de tu costura.
No quiero ya saber qué lleva dentro
este fruto de abril, cansado y triste,
cuya flor disecaste en tu diario.
Me busco el corazón y no lo encuentro
olvidé que, por juego, tú lo hiciste bebedero anteayer de tu canario